60 millones de refugiados es una cifra respetable para que se les dedique un día, sobre todo cuando se trata de victimas inocentes desplazadas de su casa, de sus
tierras, de su país por distintos tipos
de conflictos, bélicos en la mayoría de los casos. Siria, África Subsahariana,
República Centro-africana, Mali-Mauritania-Niger, Sudán del Sur, República
Democrática del Congo, Colombia, sin olvidar por supuesto, otras crisis
humanitarias (Rwanda, Kosovo, Somalia) que levantaron ampollas en la comunidad
internacional y establecieron los
pilares de la responsabilidad de proteger siendo el buque insignia la ONU y con
respecto a los refugiados el Alto Comisionado de la misma para los Refugiados
(ACNUR), pero esto no es suficiente hace falta voluntad actitud y solidaridad por parte de los países implicados directa o indirectamente. Hay que valorar si se trata de un refugiado o bien de un inmigrante por motivos económicos o de mejora de calidad
de vida, ni nuestro estado no entiende de eso, hace devoluciones en caliente y
“hunde en el mar y en la miseria” a todo el que se acerca por aquí sea cual sea
su origen y situación personal dejándola sin ilusión y sin destino vital.
Fdo :Alfredo Valdés
Paredes
Ourense 19/06/2015